EL TALÓN DE AQUILES DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
Alexánder Kórdan Acosta R.
Kordankovki@gmail.com
El talón de Aquiles de la revolución
bolivariana es la construcción de la base económica del socialismo. Una
economía que responda a las necesidades sociales, la producción social de
bienes y servicios que dignifique a la sociedad, que alcance suficientes los
medios de vida, alimentos, medicamentos, ropa, calzados, viviendas, libros,
etc., pero esto plantea habilidades y destrezas no solo técnicas sino también
gerenciales, la empresa privada tiene un inventario de experiencia que la clase
trabajadora consciente tiene que asimilar, no me refiero a las técnicas de
explotación del trabajo y extracción de la plusvalía, sino al proceso de
dirección de las empresas y distribución en el mercado.
Consciente de que con
las armas melladas del capitalismo no podemos construir el socialismo, me
atrevo a interrogar en esta etapa prolongada de coexistencia entre el
capitalismo y el socialismo: ¿Cuál es la viabilidad de la empresa privada en este
modelo socialista? Analicemos las posibilidades de construir el socialismo bolivariano
y chavista del siglo XXI, teniendo en
cuenta las capacidades para el desarrollo.
Hoy se dispone de la
palanca del Estado, se goza de apoyo popular, de un electorado a favor de las
políticas socialistas del gobierno, del apoyo internacional de los países del
BRICS, de la solidaridad de Mercosur, Celac, Alba, Caricom, entre otros
organismos internacionales y en general de la simpatía que ha despertado el
proceso pacífico revolucionario inédito chavista y bolivariano. Cualquier
política del gobierno chavista de N. Maduro, presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, goza del respeto y está supeditado a la construcción
del socialismo del siglo XXI.
No debería caber
dudas de ninguna índole, ni de izquierda, ni de derecha, de la orientación
política del gobierno, al enfrentarse a dilemas muy complejos hoy tales como la
devaluación, del precio de la gasolina, del
dialogo con los empresarios, por ejemplo, sobre todo en la tarea de construir
la base económica del socialismo en un país donde la clase trabajadora, no
tiene suficiente experticia en manejo de empresas (sociales y colectivas), ya
hemos vistos los primeros intentos en estos quinces años, de las cooperativas,
los núcleos endógenos, etc., sobre todo en el contexto donde la actividad de la
economía está hegemonizada y monopolizada y
manejada por casi
2/3 del sector privado, además de la baja cultura del trabajo socialista, de
allí que se plantee los problemas de la viabilidad económica del socialismo.
Esto quiere decir; que las políticas económicas del gobierno deban
ser sesgadas, ni que desee llevar en la transición actual al socialismo al
sector privado capitalista a la muerte súbita, nada de eso, pero si debemos
avisorar un futuro que va a depender del papel de los capitalistas con relación
al Estado y la revolución nacional y antimperialista del socialismo
bolivariano, sus prejuicios politicos anti socialistas durante esta fase de
coexistencia pacífica, la presencia de un “sector capitalista regulado”
mediante el Estado, subordinado a los intereses de la Nación y eso es posible
mediante leyes como la Ley de precios que establece control de precios, leyes impositivas
o control de las ganancias del capital, leyes regulativas de las inversiones, leyes
de acceso a los bienes de primera necesidad, etc.
No podemos negar los hechos; esta es la realidad actual, la
coexistencia entre el capitalismo y el socialismo en el siglo XXI, ello plantea
que el empresariado debe tener claro su papel en la transición al socialismo, un
dialogo claro en marco constitucional, se debe continuar dominando la
naturaleza bestial del capitalismo, la explotación del trabajo, ir extirpando,
las relaciones de dominación social, la ideología de la exclusión social, insertarlo
en los roles productivo nacional, de lo contrario, el sector privado se
rezagará de los cambios sociales y políticos en el cambio del nuevo modelo de
desarrollo, aletargándose o feneciendo sus posibilidades de crecimiento. En vez
de conspirar el empresariado, se le debe concitar a construir la unidad
nacional, de no ser así, correría el riesgo de ser sancionado por las leyes
revolucionarias, sin vacilación.
Chávez frente al dilema socialismo o barbarie, -decía
parafraseando a Bolívar- si la naturaleza destructiva del capitalismo se opone
al socialismo haremos que nos obedezca,
se trata de dominar primero, seguido de la extinción progresiva de un régimen
centenario de explotación del hombre por el hombre al que hay que asimilar no
antes de su deceso, sus técnicas y transformar su ciencia en correspondencia
con los intereses de la sociedad. El capitalismo coexistió históricamente con
el feudalismo un centenar de años antes de su consolidación, tal es la ley de
la historia, lo mismo aplica para con el socialismo, antes de consolidarse,
deberá demostrar sus capacidades para el desarrollo, su eficacia.
El sector privado capitalista puede jugar un importante papel en
la transición al socialismo, ya sea transmitiendo la experticia a la clase
trabajadora, aliándose con el Estado en las tareas del desarrollo nacional, al
menos estas dos tareas pueden asumir un papel claro en la construcción del
socialismo productivo, de no ser así, convertirá el sector capitalista a sus empresas
en “unidades aletargadas”, frenando el dinamismo a la economía que impulsa el
gobierno bolivariano, por lo que se someterán ellas mismas a un proceso de
decadencia económica paralizando sus actividades, terminando en suicidio
anticipado, dado que el socialismo bolivariano continuará profundizando sus
capacidades sociales para asumir el control social de las empresas.
Las posibilidades de las
empresas privadas capitalistas están signadas en el socialismo productivo por
la coexistencia y la cooperación para el desarrollo sujetándose a las políticas
económicas socialistas, ello dará a las empresas capitalistas nacionales,
posibilidades de expandirse, sin embargo queda la pregunta principal, ¿Que
haremos con la explotación del trabajo?
Debemos legislar para asumir
progresivamente el control socialista de la producción, se ha conquistado el
Estado, ahora se trata de conquistar la economía, crear condiciones para
capacitar a la sociedad para formarla técnicamente y profesionalmente como
cuadros económicos y administrativos además gerenciales para asumir en su
momento, las empresas socialistas.
¿Qué viene entonces como
factibilidad empresarial para el socialismo? Primero la coexistencia, no con
empresarios mercenarios, apátridas, proimperialistas, sino empresarios
nacionalistas, que anteponga los intereses nacionales a los privados, que
reconozca el estado de derecho, los derechos sociales, económicos y políticos
de la sociedad, asimismo que comprenda los intereses nacionales, el interés
público de la nacionalización o expropiaciones con fines públicos, la calidad de los salarios y de los
empleos, la estabilidad laboral, la redistribución de los beneficios, el
retornó de las inversiones y su reinversión social, dispuestos en vez de
maximizar beneficios limitados a un sector, maximizar el bienestar reciproco en
la empresa.
El nuevo modelo socialista no
puede ni debe en este momento paralizar la actividad privada, las necesitamos, debemos
plantearle un cooperación estratégica, debemos complementarlas con las empresas
sociales socialistas y públicas, articularlas en una red que permita su
desempeño y su control, sujetarlas a los lineamientos del Plan de la Patria, a
los objetivos del socialismo productivo, fortalecer el proyecto político del
chavismo, el socialismo inteligente del siglo XXI.
El talón de Aquiles de la revolución bolivariana es la construcción de la base económica del socialismo. Una economía que responda a las necesidades sociales, la producción social de bienes y servicios que dignifique a la sociedad, que alcance suficientes los medios de vida, alimentos, medicamentos, ropa, calzados, viviendas, libros, etc., pero esto plantea habilidades y destrezas no solo técnicas sino también gerenciales,
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